Estas palabras pueden ser usadas en mi contra, como el más vil de los castigos, pensando retirarme del corazón la más grande de mis alegrías y el más triste de los cuentos de hadas, será clavado en mi frente, para no poder retirar de mis recuerdos, el triste episodio de la novela que estaría protagonizando.
No debo pensar en la locura, pues, mi cabeza ya tiene muchas variables de aquella unión de síntomas que acosan a los más desquiciados de esta cultura, cultura de masas y muchas otras cosas amorfas del planeta, corrigiendo a cada instante, todo lo que nos permite ser libre, reestructurando las esculturas de la liberación, la unidad y las verdad, cotizando en los mercados más explotados de niños traficantes de ellos mismos, el elixir más puro de la santidad papal, la mentira, la cual es capaz de alimentar al más tierno de los oradores y al más inocente de los embaucadores de la verdad, tanto tiempo está en ese sitio de la superficie que cubre los continentes, que no sé si es algo extraño o algo natural, me confunde y no tengo claridad de mis actos, ya que todo eso se transfigura en reto y por tanto, pretende dejarme en soledad, quitando toda mi energía, que hasta ayer yo poseía, mañana quizás, pueda recuperarme de este embrujo de mujer, pensar que hace falta que te diga, las mil y una historias de 11 soldados de plomo y 6 estandartes de guerra que fueron destruidos en el penúltimo mes. Era extraño aquel hombre, o por tal lo tomaron, él no sabía que sucedía, pues se encontraba pensando en sus juegos de niñez, en la fascinante vida de sus aventuras espaciales por los terrales de su hogar, el patio de sus recuerdos, el universo de sus fantasías, el espíritu que aun lo alimenta, hoy lo hace llorar, pensante escultura de hierro, fue derrotada por una suave brisa que a muchos enferma y a otros debilita, no quisiera estar deseando aquello a los demás, sin embargo, muchos ya son luchadores de la misma guerra que yo perdí, la derrota y la esperanza que nace luego, es más que una simple simplificación de los momentos para disminuir el dolor, es más bien, una luminosidad necesaria para salir del camino gris, ingresar al reino de nunca más y salir de él, pensando que siempre hay nuevas oportunidades para intentar lo mismo, aunque el destino se dignó a refregarte en la cara que no todo es posible. Querer es poder, sí, pero no todo el poder puedes poseer, no debes ambicionar más de lo que posees, debes desear lo que frutos te puede otorgar tu esfuerzo y trabajo, tu dedicación y cariño, ese cariño sincero, aquel sentimiento vulgar de mirarte por ahí, saludarte y decirte, te quiero, con una sonrisa en el rostro sin pensar en la rutina de hacerlo por cortesía. En fin, es mejor no continuar con esto. Adiós.
Publicado El 31 de julio de 2010. Facebook
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